martes, 8 de mayo de 2012

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Viaje al centro de la tierra

  Curiosa y amena lección de geología y paleontología, verdaderamente original.
  El doctor Otto Lidenbrock, profesor de mineralogía, vivía en Hamburgo con su sobrino y ayudante, Axel, que se supone es quien hace el relato. Un día, el profesor compró un libro viejísimo, escrito en lengua islandesa con caracteres rúnicos, y en él se encontró un pergamino escrito con iguales caracteres, que, una vez descifrado, resultó ser un criptograma en latín en el que Arne Saknussemm, alquimista islandés del siglo xvl, daba las instrucciones precisas para repetir el viaje que el hizo al centro de la tierra partiendo de un cráter apagado de Islandia, cuya identificación facilitaba.
   El sabio profesor Lidenbrock, entusiasmado, decide internar la aventura y prepara en el acto su marcha a Islandia, haciendose acompañar por su sobrino. Relata este la partida de Hamburgo y todas las incidencias de la fantástica expedición, durante la cual tío y sobrino, acompañados por el silencioso y abnegado guía islandés Hans, penetran por el cráter señalado por Saknussemm y reviven en el interior del globo terrestre las remotas épocas pretéritas estudiadas por la geología. los terrenos volcánicos, carboníferos y graníticos, los hongos gigantescos, helechos arborescentes y selvas antediluvianas, los plesiosauros, ictiosauros y otros monstruos de la fauna primitiva, y hasta un rebaño de mastodontes conducido por un Proteo de doce pies de estatura, desfilan ante los ojos atónitos de los atrevidos exploradores.
   El encuentro con un mar interior, en el que se aventuran sobre una almadía construida por Hans con maderas fósiles, les proporciona emocionantes incidentes, entre ellos el de una formidable tempestad eléctrica en la que un globo de fuego cruza por la almadía, imantando todos los hierros y trastornando la brújula.
   Detenidos los expedicionarios en una galería por un paredón granítico , lo hacen saltar con pólvora..... y la explosión produce un movimiento  volcánico que arrastra aquellos sobre su almadía hacia la superficie del globo, arrojandolos sobre la isla Strómboli, en el archipiélago de las lipari.

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