FRIDA
KAHLO CALDERÓN
N. y m. en Coyoacán, Distrito Federal (1910-1954). Estudió
en la Escuela Normal para Maestros y en la Escuela Nacional preparatoria de la
Ciudad de México. A los 16 años de edad fue atropellada por un autobús: Sufrió
once fracturas en el pie derecho, dos en la pelvis, dos en la columna vertebral
y una en el codo izquierdo; una varilla de hierro, además, le atravesó el tronco.
Las consecuencias del accidente las sufrió toda la vida.
Empezó a pintar
durante la larga convalecencia. Primero fue realista –rosas, caballos,
niñas -; después, a causa de la tragedia
íntima de su cuerpo hecho pedazos, pintó cosa extrañas, oníricas, a veces de
una brutal expresión; y finalmente practicó el surrealismo, el arte de los
volúmenes disgregados en la propia
conciencia. Hay en su obra una dualidad entre las fuerzas deprimentes y las
hermosas de la tierra y el sexo, de gran ternura maternal que nunca conoció.
Su obsesión fue el hijo, imposibilitada para tenerlo, y uno de sus
temas favoritos y persistentes, junto con el folclore y el popularismo
como pretexto. En 1929 contrajo nupcias con el pintor Diego Rivera; se
“descasó” en 1940 y se volvió a casar en 1941. Fue maestra de pintura en la
Escuela de Artes Plásticas de la
Secretaría de Educación Pública (La Esmeralda) y miembro del Seminario de
Cultura Mexicana.
En 1938 efectuó su primera exposición personal en la Galería
Pulien de Nueva York. Exhibió trabajos en la Exposición de Arte Mexicano y en
la Galería Pierr cele, de París y en numerosas ocasiones en México. Pintó mucho y bueno; sobresalen: Mi nana y
yo, Los habitantes de México, Autorretrato de tehuana, El nacimiento y Nueva York. Museos
célebres de Europa y Estados Unidos
poseen cuadros suyos.
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