SÁFIRA FILOSÓFICA
ARGUYE DE INCONSECUENTES EL GUSTO Y LA CENSURA DE LOS HOMBRES QUE EN LAS MUJERES ACUSAN LO QUE CAUSAN
Hombres
necios que acusáis
A la mujer
sin razón,
Sin ver que
sois la ocasión
De lo mismo
que culpáis
Si con ansia
sin igual
Solicitáis su
desdén,
¿Por qué
queréis que obren bien
Si las
incitáis al mal?
Combatís su resistencia
Y luego, con
gravedad,
Decís que
fue liviandad
Lo que hizo
la diligencia.
Parecer
quiere el denuedo
De vuestro
parecer loco,
Al niño que
pone le coco
Y luego le
tiene miedo.
Queréis, con
presunción necia,
Hallar a la
que buscáis,
Para pretendida,
Thais,
Y en la
posesión, Lucrecia.
¿Qué humor
puede ser más raro
Que el que,
falto de consejo,
Él mismo
empaña el espejo,
Y siente que
no este claro’
Con el favor
y el desdén
Tenéis condición
igual,
quejándoos,
si os tratan mal,
burlándoos,
si os quieren bien.
Opinión,
ninguna gana,
Pues la que
más se recata,
Si no os
admite, es ingrata,
Y si os
admite, es liviana
Siempre tan
necios andáis
Que, con
desigual nivel,
a una
culpáis por cruel
y a otra por
fácil culpáis.
¿Pues como
ha de estar templada
La que
vuestro amor pretende,
Si la que es
ingrata ofende,
Y la que es fácil,
enfada?
Mas, entre
el enfado y pena
Que vuestro
gusto refiere,
Bien haya la
que no os quiere
Y quejaos en
hora buena.
Dan vuestras
amantes penas
A sus
libertades alas,
Y después de
hacerlas malas
Las queréis
hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa
a tenido
En una
pasión errada:
La que cae
de rogada,
O el que
ruega de caído?
¿O cual es
más de culpar,
Aunque cualquiera
mal haga:
La que peca
por la paga,
O el que
paga por pecar?
Pues para
que os espantáis
De la culpa
que tenéis?
Queredlas
cual las hacéis
O hacedlas
cual las buscáis.
Dejad de
solicitar,
Y después con
más razón,
acusaréis la
afición
de la que os
fuere a rogar.
Bien con
muchas armas fundo
Que lidia
vuestra arrogancia,
Pues en
promesa e instancia
Juntáis diablos,
carne y mundo
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